Descripción
Aquí los trenes pueden oírse, las preguntas y dudas de Antonio y sus compañeros son de una realidad acuciante, el frío te hiela las manos, su indefensión ante el idioma desconocido es también la nuestra. Los días se suceden iguales aunque distintos. La conciencia del propio Antonio evoluciona. Hay un desarrollo, un cambio lleno de sentido, una naturalidad llena de vida. El autor avanza conforme avanza su diario dejando su impronta, y en ese avance, que es un viaje a la vez exterior e interior —y aunque el destino de ese avance sea el punto de origen—, hay una transformación, algo que queda y que configura irremediablemente la identidad; es un trayecto que, además, por su inmediatez, por su cualidad diarística, se muestra, hasta donde pueda hablarse así, tal como fue, sin la contaminación del paso del tiempo ni la de terceros. Es ya tarea nuestra leer estas páginas con justicia.
Ignacio Germán Ballesta
¡Cuánto me he acordado de mi tierra y de toda mi familia en estos dos días! Porque yo pensaba para mí: ¿podremos aguantar nosotros esto? ¿Volveré a ver a mi mujer y a mis hijos? Y me entraba ese sentimiento, esa pena tan grande de pensar en lo lejos que estaba de ellos y, con toda mi alma, le pedía a Dios que me diera fuerzas para seguir adelante.