
Basilio Pujante, nos dedica un artículo en el periódico Tribuna del Noroeste y su blog Lecturas iletradas, recomendando Diario de Luxemburgo.
Antonio va contando de manera sencilla y franca las experiencias que vive desde que parte de la murciana estación del Carmen hasta que el diario se interrumpe seis meses después. Tras el extenuante viaje repleto de incomodidades, cambios de trenes, dificultades para entenderse con los franceses y el frío del invierno europeo, el protagonista y sus amigos, Paco, Macareno, Perico y el Tremendo, arriban por fin a Luxemburgo, donde con la ayuda de otros españoles encuentran alojamiento y trabajo.
Basilio Pujante, crítico literario
A partir de ahí se suceden los días de extenuante faena abriendo zanjas, preparando canales o moviendo ladrillos. Antonio debe aguantar el trato vejatorio de los jefes, que desconfían de esos desharrapados del sur que son para él los peones españoles, y unas condiciones que hoy nos indignarían y que provocan que los accidentes laborales sean frecuentes. Pero lo peor, tal y como refleja el autor del diario en las páginas más íntimas, son los periodos de descanso en los que el recuerdo de la familia y el poco dinero que logra ahorrar provocan sus lágrimas.
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