
La ocupación diarística que Antonio se creó nos sirve para conocer sus pensamientos y vivencias. Estamos hablando de 1964, sin más distracciones posibles de un obrero español en Luxemburgo que el bar, o el juego de cartas llamado el truque. El diario lo sacó a flote, y es que viendo las fotografías que tenemos donde lo vemos como obrero junto a sus compañeros, nos es difícil imaginar el trabajo interior que estaba llevando escribiendo su diario. Algo impensable en un obrero actual, pero Antonio tenía inquietud intelectual.
Antonio tenía este diario guardado en casa y solo lo sacó momentos antes de morir. Lo escribió con cuarenta años, y esta entrevista es cuando tenía 93, dos años antes de morir. Nos cuenta la compra del diario, con alguna anécdota más.